Propuesta para un Memorial en Lisboa, Portugal a base de monolitos gigantes que a modo de puente cruzan el Río Tajo de forma paralela al Puente 25 de Abril.
Status
Localización
Año
Propuesta
Lisboa, Portugal
2018
El programa incluye un museo y unidades de vivienda para refugiados. Los monolitos secuenciales que integran el Memorial de Lisboa evocan el surgimiento de la capital del gran imperio portugués sobre un evento tan desastroso como el terremoto de 1755.
Estos elementos verticales son un recordatorio de cómo la gente de Lisboa superó uno de los terremotos más mortíferos de la historia e impulsó un gran imperio en su apogeo. La secuencia de tales elementos hacia la ciudad de Almada, así como las conexiones entre cada monolito, recuerdan la fraternidad entre ambas comunidades que fue crucial para la supervivencia durante las catástrofes.
También ayudarían a activar el paseo marítimo de Almada atrayendo el turismo desde Lisboa. La Sala de Historia se colocó en el primer monolito, los baños en los otros dos monolitos más cercanos a ambas orillas mismos que también albergan las áreas de almacenamiento.
Como provocación final, estos monolitos están diseñados de tal manera que les permita convertirse en grandes unidades de vivienda para refugiados, ya que no debemos diseñar un monumento para recordarnos una catástrofe anterior e ignorar una actual al mismo tiempo.
Propuesta para un Memorial en Lisboa, Portugal a base de monolitos gigantes que a modo de puente cruzan el Río Tajo de forma paralela al Puente 25 de Abril.
Status
Proyecto
Localización
Lisboa, Portugal
Año
2018
El programa incluye un museo y unidades de vivienda para refugiados. Los monolitos secuenciales que integran el Memorial de Lisboa evocan el surgimiento de la capital del gran imperio portugués sobre un evento tan desastroso como el terremoto de 1755.
Estos elementos verticales son un recordatorio de cómo la gente de Lisboa superó uno de los terremotos más mortíferos de la historia e impulsó un gran imperio en su apogeo. La secuencia de tales elementos hacia la ciudad de Almada, así como las conexiones entre cada monolito, recuerdan la fraternidad entre ambas comunidades que fue crucial para la supervivencia durante las catástrofes.
También ayudarían a activar el paseo marítimo de Almada atrayendo el turismo desde Lisboa. La Sala de Historia se colocó en el primer monolito, los baños en los otros dos monolitos más cercanos a ambas orillas mismos que también albergan las áreas de almacenamiento.
Como provocación final, estos monolitos están diseñados de tal manera que les permita convertirse en grandes unidades de vivienda para refugiados, ya que no debemos diseñar un monumento para recordarnos una catástrofe anterior e ignorar una actual al mismo tiempo.